¿A dónde vamos cuando corremos?

Un acercamiento a RÉCORD, de Santiago Marchetti, por Nicolás Sandrini.

La fórmula aplicada de un encuadre perfectamente desenfocado y una mezcla de sonido ambiente en una dosis exacta, expresan en su mixtura natural los indicios suficientes para que el espectador se identifique en espacio y tiempo: una pista de atletismo, el desenlace de una carrera.

El cine en la era de la doble pantalla

Un acercamiento a SILENCIO, de Juanmanuel Sanchez, por Nicolás Sandrini.

El clásico duelo de cowboys y algunos elementos de género: un bandido sujetando en gesto amenazante a una chica, confronta en un pan focus con una pistola en la cintura del héroe, mientras se oye una serpiente cascabel. Un cruce de miradas en pantalla partida aumenta la tensión, algo está por suceder a la hora señalada por el trinar del ave, pero el anunciado desenlace es interrumpido.

La magia del primer beso

Un acercamiento a «Refugio», de Ludmila Chernomoretz.
Por Nicolás Sandrini.

2 mujeres caminan en un parque y, todavía no lo saben pero, están salvando el mundo.

Yo
con vos
estoy
bien

Palabras sencillas que articulan una afirmación poderosa. Una mirada cómplice, unas manos que se entrelazan y un beso inesperado que confirma un sentimiento maravilloso llamado amor. Dos almas que detuvieron su marcha en un instante eterno que lo cambiará todo para siempre. La magia de la primera vez, narrada en 7 segundos.

“Refugio” de Ludmila Chernomoretz, se sirve de una puesta en escena modesta que pone en contraste cotidiano la sucesión de gestos y acciones que unen a los personajes. En este sentido, se percibe la sorpresa del beso y la jugada arriesgada de quien tomó la iniciativa, así como la sonrisa auténtica que brota con la llegada del evento deseado. El escenario elegido, un espacio público, nos da un contexto que pone en valor el acto de trascender.

De lo gráfico a lo psicológico, horizontes del espacio imaginario del cine terror.

Un acercamiento a «The Butcher», de Walter Ponte.
Por Nicolás Sandrini.

“The Butcher” es un ejercicio de perfecta narrativa de planos, que lleva al espectador desde un plano detalle hasta un plano casi general donde el terror se apodera del pulso dramático. Una serie de fotogramas que desencadenan el horror, con sentido de anunciarlo y ocultarlo.

La construcción de una atmósfera terrorífica es resultado de una perfecta combinación de herramientas técnicas audiovisuales que ponderan el decorado, el vestuario y los objetos, los cuales asumen un enfático protagonismo e insinúan o más bien refieren a una colección de convenciones aprovechadas de forma inteligente.

En el primer cuadro ya se nos anticipa el tono de la película y encuadre seguido se nos confirma el género; el rol del asesino y consecutivamente la aparición de una víctima completan la puesta en escena, que entre objetos filosos y cadenas amenazan con brindarnos un desenlace gore. Los personajes no tienen rostro, porque la identidad se limita a la identificación de cada quien en la trama, el rol asignado y destino marcado….

Tiempos postmodernos

Un acercamiento a «Prescindible», de Ignacio Ricchetti.
Por Nicolás Sandrini.

Tan sencillo en su fuga como así complejo en el fuera de campo, el encuadre de “Prescindible” nos invita a recordar a aquellos primeros cortos de los hermanos Lumiére, «obreros saliendo de una fábrica». Pero esta vez, 120 años más tarde, la fábula da lugar a expresar la renuncia del obrero como resistencia a la explotación.

Podemos decir que desde una perspectiva marxista, encierra una dialéctica de clases entre opresor y oprimido, en la que el punto de clausura se expresa con la sentencia “let’s work», o, en criollo, “a laburar». El individuo pierde identidad y es pieza defectuosa, desechada o descartable, reemplazada cual engranaje para retomar con urgencia la marcha de la maquinaria capitalista…

Fascinante y fugaz, la magia del cine como atractivo de feria

Un acercamiento a «Two Foxholes», de Kang Le.
Por Nicolás Sandrini.

«Two Foxholes» es un collage que alza la voz como resistencia a las tragedias históricas, las pasadas y todavía latentes, las presentes y las que aún podemos evitar.

El trazo fugaz de incontables miradas nos recuerda nuestro paso efímero, que deja apenas huella frente a aquellos terribles acontecimientos que atravesamos desde que tenemos memoria y aún antes de comprender su imperiosa necesidad.

Como nos invita a pensar su nombre: «dos trincheras», la propuesta nos exige elegir un bando entre vencedores o vencidos, si, es inevitable; pero también es irrefutable el poder y la fuerza de las imágenes, en tanto nos permiten habilitar una tregua al menos en nuestra propia reflexión, reservada al espacio que genera el cine al abrigo de un mágico haz de luz en la complicidad que concibe la pantalla y nuestra mirada.

Cuestionar la convención desde la provocación del lenguaje cinematográfico

por Nicolás Sandrini

«Foquito» es un ensayo de prueba y error en las cosas que se suponen insignificantes en la vida cotidiana. En una primera lectura y en un sentido inverso, intentar suicidarse es acaso tan peligroso como cambiar una lamparita. Pero el concepto arroja más luz al asunto.

Expectativa y traición son pilares en un juego narrativo que convoca al espectador como testigo activo, asumiendo un lugar que lo incluye en el relato como un tercer personaje que observa la secuencia y anticipa el esperado desenlace.